
Tal como están las cosas en este momento, eso no se observa tan efectivamente viable, pues la sensación térmica del país es que la derecha no está dando el ancho, que no está siendo capaz de proyectar gobernabilidad y que las dificultades de gestión de la Alianza son muy disminuídas y por lo tanto sus candidatos/as no son sufucientemente confiables. En consecuencia, el electorado centro-liberal podría optar por la idea de reforzar aquello que aparece más sólido, con riesgos “controlados” y facilitar a Michelle Bachelet el triunfo en primera vuelta. Además, si la crisis de la derecha sigue siendo ingobernable, los efectos se reproducirán hacia la lista parlamentaria del oficialismo, abriéndose en forma inédita la posibilidad de que la oposición (Nueva Mayoría) recupere doblajes parlamentarios que se habían perdido.
La derecha enfrenta un verdadero Waterloo, del cual le será muy dificil recuperarse.
La nominación de la Ministra del Trabajo, Evelyn Matthei por parte de la UDI agrega un nuevo factor de ingobernabilidad de la crisis: su directa relación familiar con un General de la Dictadura, implicado además en el inicio de un proceso de investigación por eventuales responsabilidades en situaciones vinculadas a Derechos Humanos, la permitirá a la oposición abrir un flanco de debate imposible de remontar y la candidata derechista tendrá que responder públicamente por tales vínculos y no podrá escudarse en su distancia con Chile al momento del golpe o en su candidez juvenil al inicio de la dictadura. Ella tiene un carácter duro y confrontacional, pero su debilidad profunda es que, a diferencia de Michelle Bachelet, ella es hija de una familia de militares que son victimarios y Michelle es hija de militares que fueron víctimas del golpe militar. Esa diferencia es devastadora en términos políticos.
En suma: este es peor momento de la derecha chilena en su historia reciente y nada indica que tenga capacidad de reponerse con éxito. Con plata se compran huevos, es decir, parte de la derecha económica dura, igual pondrá recursos en la campaña presidencial del oficialismo, pero lo hará para salvar los muebles del modelo político y no necesariamente para ganar la elección presidencial.