
Luego de extensas negociaciones en las cuales fue necesaria la intervención de los buenos oficios de la Dirección del Trabajo, Minera Escondido y el Sindicato de Trabajadores lograron un acuerdo que ahora debe ser aprobado por las bases, lo que puede poner fin al conflicto.
Según el vicepresidente de Asuntos Corporativos de Minera Escondida, Patricio Vilaplana, “la compañía hizo un enorme esfuerzo para llegar a este acuerdo” y agregó que “aprendimos de los procesos anteriores, fuimos flexibles y dialogantes, y este acuerdo es fruto de esa actitud como también de la disposición del Sindicato N°1, que agradecemos”.
El ejecutivo de Escondida agregó que “sabemos la preocupación que este proceso ha significado para nuestros trabajadores y sus familias, para la comunidad de Antofagasta y también para el país. Es por eso que estamos contentos de haber dado este paso, que nos permite proyectar juntos el futuro de Escondida”.
De acuerdo al boletín del Sindicato Nº1 de Trabajadores, los dirigentes indicaron que “hemos recibido una propuesta que estimamos reúne las condiciones para ser presentada a la asamblea de socios, a fin de que decida su aceptación o rechazo”, lo que ocurrirá en la asamblea a la que fueron citados los trabajadores a partir de las 21 hrs.
De acuerdo a “La Tercera”, el bono por término de negociación alcanzó los $16 millones y el préstamo blando otros $3 millones adicionales, totalizándose beneficios por $19 millones para cada uno de los trabajadores. En cuanto al reajuste salarial, la empresa lo incrementó desde el 2% ofrecido el domingo a 2,8%.
Otro de los temas que permitieron destrabar las conversaciones es que la compañía aceptó mantener el Plan Habitacional, que permite que los trabajadores puedan acceder a un beneficio para adquirir sus viviendas. Lo que ocupó más tiempo en las tratativas tuvo que ver con las cláusulas del plan de salud. Trascendió que estas conversaciones duraron 8 horas y que se mejoraron las condiciones.
Un acuerdo que también fue celebrado en el Gobierno Regional, donde existía fuerte preocupación de que el conflicto entre la cuprífera privada, controlada por la angloaustraliana BHP Billiton, terminara en una huelga afectando la economía en la región.