Para el próximo martes 6 de febrero a las 10 de la mañana quedó fijada una audiencia clave en el marco de la compleja situación judicial que enfrenta el alcalde de Antofagasta, Jonathan Velásquez, condenado a 540 días de prisión (pena que podría cumplir en libertad), multa y suspensión de cargos y oficios públicos.
Lo anterior, por injurias graves contra una profesora de la comuna, a quien tildó de “persona miserable” y “basura”, entre otros epítetos, además de exponer sus datos personales y fotografías mediante un video por internet.
La defensa del alcalde presentó un recurso de nulidad en contra de la condena aludiendo una supuesta mala aplicación del derecho por parte de la jueza Sissi Bertoglio.
En paralelo, la defensa del alcalde y la parte querellante, solicitaron de manera conjunta la realización de una audiencia en los términos del artículo 428 del código penal, ya que según el documento, existiría un acuerdo entre las partes.
En esta audiencia, el alcalde Velásquez tendría una última oportunidad de pedir perdón a la profesora afectada y proponer un acuerdo reparatorio.
Si la docente acepta las disculpas, el alcalde Velásquez sería sobreseído de la condena en su contra, mientras que si las disculpas no son enteramente satisfactorias para la docente, el caso seguirá su curso ante las instancias correspondientes y de ser ratificado el fallo, Velásquez sería suspendido del cargo y de paso no podría postular para un nuevo periodo.
En el documento donde se cita a esta audiencia se menciona además que ya existiría un acuerdo y transacción extrajudicial entre las partes. No obstante, el abogado querellante, Ramón Miranda, negó que a la fecha se haya alcanzado algún acuerdo entre la docente y el alcalde Velásquez, si bien admitió que se han realizado ofrecimientos económicos.
Finalmente este martes 6 de febrero se develará si el alcalde Velásquez logra zafar de este complicado escenario o su futuro político se vea gravemente afectado. De esta forma, el cargo del alcalde Velásquez pende de un hilo y su continuidad está en manos de la docente, quien podría ser la heroína o villana en este caso, dependiendo de la opinión que se tenga sobre la administración.
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