El Museo Arte Público (MAP), es un programa sociocultural que tiene como objetivo el resignificar el valor de la identidad y el patrimonio en distintos territorios, a través de intervenciones artísticas en los muros de la ciudad de Antofagasta. Entre pasajes y casas, variados murales con vivos colores narran las historias que los propios vecinos del sector protagonizaron, como una instancia para reforzar la identidad de cada barrio y motivar el trabajo colaborativo entre los habitantes de los cuatro sectores en donde el MAP ha intervenido. La población Pablo Krugger, Coviefi, Oasis y Bonilla Bajo.
Bonilla Bajo
Bautizada en ese entonces como la original población Oscar Bonilla, nació a través de la coordinación de ciudadanos que conformaron un conjunto habitacional, en marco del desarrollo de una ciudad que se encontraba en continuo cambio y crecimiento urbano. Así, a finales de la década de los 70, la comunidad Oscar Bonilla se convirtió, en ese entonces, en el límite norte de la ciudad de Antofagasta, que colindaba con el resto de un territorio desértico.
La pampa fue para muchos niños del sector, un lugar de juego y exploración de la biodiversidad que el desierto otorgaba, como también un símbolo para los adultos de trabajo en conjunto que enfrentaban las dificultades de vivir en una comunidad periférica de la ciudad.
Estas historias se plasman en el trabajo dirigido por Francisco Tapia, co creador del MAP, quien lleva más de 20 años en la escena del arte urbano, pintando graffitis y murales. Tocopillano de nacimiento, creó a raíz de la falta de espacios urbanos en su ciudad natal, una forma de vivir la creatividad que el hip hop le otorgaba, a través de la pintura. Este motivo y las vivencias que Tapia y los distintos artistas que conformaron en esa oportunidad el MAP, Bonilla Bajo, inspiró al equipo a retratar esas experiencias para así perpetuar la identidad del barrio.
Durante seis meses entre el año 2019 y 2020, el MAP ejecutó 14 murales con el apoyo de artistas invitados, que con total libertad reflejaron sus particulares esencias en los diseños inspirados en las vivencias pampinas. Además, el proyecto incluyó a través de concursos a comunidades estudiantiles como el equipo de área de Diseño de la Universidad Santo Tomás y un grupo de alumnas de la Escuela Ecológica Humberto González Echegoyen D-121, todos ganadores del concurso Pinta Grande.
Todo esto, se dio gracias al presidente de la Junta de Vecinos Bonilla Bajo, Hugo Sepúlveda, que al ver esta iniciativa en el sector Coviefi se contactó con el MAP para replicar el proyecto en su población. “El mostrar la historia de nuestra comunidad reflejada en cada mural, tiene a todos felices. Las opiniones son muy buenas”, comentó el dirigente.

Los murales
El amplio terreno desértico fue durante mucho tiempo el principal escenario de aventuras y exploración para los más pequeños de esa época. Los relatos de los vecinos cuentan las curiosas jugarretas con las lagartijas, la sorpresa de ver alacranes o el notorio canto de los grillos durante la noche. Además, otro recuerdo preciado por la población Oscar Bonilla, era el sentir el imponente trotar de los caballos que desde el hipódromo se escapaban para correr por la pampa y las divertidas formas que surgían para capear el intenso calor.

Autor: Jazz_eme

Autor: Ren Graffiti

Autora: Vale Clave

Autor: Salazart
La compleja escasez de suministro hídrico implicó que la comunidad optara por una activa vida nocturna. No era extraño ver a vecinos lavando ropa de madrugada o que alguna familia despertara con su casa abnegada por el olvido de cerrar la llave de paso. Esta extrema condición significó un esfuerzo colaborativo de la población, que no sólo se vio reflejada en estas situaciones cotidianas, sino también en el lamentable aluvión de Antofagasta, en el año 91. Esta resistencia inspiró a los y las artistas a inmortalizar la solidaridad a través del arte.

Autor: Insectooo

Autores: Área de Diseño UST

Autor: HijodelGraffiti
Las distintas obras están presentes para quien desee acercarse a la población Bonilla Bajo, pues a raíz de la accesibilidad que los murales representan para admirar el arte, es que Franciso decidió nombrar su proyecto como arte público.
El trabajo en conjunto y la necesidad de acercar el arte a la comunidad, es uno de los pilares fundamentales para la creación de este proyecto. Por este motivo, es que el Museo Arte Público lanzará en diciembre el libro “Memoria Museo Arte Público”, el cual expondrá en 200 páginas las intervenciones artísticas de los cuatro barrios que son parte del programa.
El arte urbano que emerge de la lucha, se toma las calles para demostrar que no pretende olvidar las huellas del pasado y se queda para remecer la nostalgia de las personas del sector, que manifestaron bastante emoción por ver a su barrio colorido y con vitalidad.