El reciente escándalo que ha sacudido a la municipalidad de Antofagasta, con el jefe de gabinete al borde de agredir a un concejal durante una reunión de trabajo, nos obliga a reflexionar sobre la importancia de promover ambientes laborales seguros, respetuosos y responsables en todas las instituciones.
La confianza y la convivencia al interior de una organización son fundamentales para lograr una gestión eficiente y satisfactoria. Lamentablemente, en Antofagasta hemos sido testigos de tensiones y situaciones que han deteriorado estas bases esenciales. Desde los “Plan 9 Papers” que revelaron mensajes ofensivos por parte del Alcalde y su círculo de confianza hasta las denuncias de posible fraude al fisco, la situación se ha vuelto insostenible.
En este contexto, resulta aún más preocupante el comportamiento del jefe de gabinete, quien protagonizó un acto de agresión verbal y amenazas en plena reunión de trabajo. Si bien es responsabilidad de cada individuo controlar sus emociones y actuar con madurez, también es deber de las autoridades ejercer un liderazgo responsable y establecer límites claros para mantener un clima de respeto y colaboración.
Es imperativo que tanto el Alcalde Jonathan Velásquez como otros líderes políticos y administrativos tomen acciones firmes frente a estas situaciones. No se puede permitir que actitudes violentas queden impunes ni que la falta de reacción por parte de las autoridades sea interpretada como aval a comportamientos inaceptables.
Instamos a las autoridades a que se comprometan de manera efectiva con la promoción de ambientes de trabajo seguros y respetuosos. Es necesario establecer protocolos claros para prevenir y abordar conflictos, fomentar la comunicación efectiva y promover la diversidad y la inclusión.
La ciudadanía de Antofagasta merece una administración transparente, ética y comprometida con el bienestar de la comunidad. No podemos permitir que los problemas internos de la municipalidad afecten el desarrollo y el progreso de nuestra querida ciudad.
Es el momento de tomar decisiones contundentes y enviar un mensaje claro de que la violencia y la falta de respeto no tienen cabida en los espacios laborales. Solo a través de un compromiso sincero por parte de las autoridades y de todos los colaboradores se podrá reconstruir la confianza y alcanzar una gestión municipal ejemplar.
Antofagasta necesita líderes que den el ejemplo, que sean capaces de promover el diálogo constructivo, el trabajo en equipo y el respeto mutuo. Es hora de que las autoridades asuman su responsabilidad y lideren el cambio hacia un ambiente de trabajo más seguro, inclusivo y productivo.
La violencia y los comportamientos inadecuados solo nos alejan de la construcción de una sociedad mejor. Antofagasta merece un futuro en el que prevalezca el respeto y la colaboración, y depende de todos nosotros lograrlo.