La cobarde caricatura que el Ejecutivo ha querido instalar sobre el Proyecto de Ley que busca reducir la Jornada Laboral de 45 a 40 horas semanales, queda en ridículo cuando se comienza hablar de la verdad y con datos duros.
Los efectos positivos de aplicar esta norma, ya se han visto en nuestro país, el 2005, la jornada se redujo de 48 a 45 horas semanales, lo que trajo un aumento considerable en la productividad de las empresas.
El Gobierno de Sebastián Piñera lanzó un Proyecto denominado “Ley de Modernización Laboral”, que no ha logrado tener el apoyo parlamentario ni de la ciudadanía y, tras esto, piensan fusionar dicho texto con la iniciativa de Camila Vallejo (PC).
Sin embargo, lo que el Jefe de Estado y su Ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, buscan ocultar, es la modificación de la cantidad de horas en una jornada tradicional de 10 a 12 horas, agregando una hora adicional en donde se estipula que quedará a “exigencia del empleador”, lo que nos daría un trabajo diario de 13 horas.
Según señala el Proyecto de la derecha, esta treceava hora laboral, puede ser ocupada para vestirse, aseo personal, entrega de turnos y relacionados, es decir, no existe descanso o preparación para el trabajo.
¿De qué forma puede ser una “flexibilidad laboral” el agregar más horas de trabajo? En el Proyecto no está contemplado el aumento de sueldo ni de otra compensación pero supongo que podremos llamarlo como “ponerse la camiseta” por la empresa, lo que le gusta mucho a los grandes empresarios pero no al obrero ni a la obrera.